Comenzar es poner fin al origen

De vez en cuando, en cada ocasión por vez primera, nos seducirá la quimera del origen. Entonces nos preguntaremos cómo empezar de cero, cómo borrar el rastro del pasado y desprendernos de la viscosidad de su inercia. Al cabo, sin embargo, descubriremos que la levedad es insoportable sin el peso. Tenemos que transportar nuestra carga sin que nos abrume, pero sin arrumbarla. Porque si no nos hacemos cargo del pasado, el pasado nos deshace.

Cada umbral que traspasamos puede ser una aurora, una explosión de sentido o una obertura solemne. Pero, para aprovechar la virtualidad del instante, deberemos acudir a su cita con nuestra herencia sin testamento. Aprenderemos entonces a inscribir lo maravilloso en lo cotidiano y hallaremos los ritmos capaces de transformar la indiferencia de la rutina en la promesa de una nueva ruta. Y así, cada vez única, no será solo un origen, sino la posibilidad de un comienzo.—

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